Estrés

Algunas de sus tantas definiciones: “comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo, con activación específica neuro-endocrino-emocional ante un estímulo percibido como amenazante (estresor) para nuestra integridad o bienestar”.

No obstante, la definición anterior, el estrés en sí mismo, nos impulsa a crecer cognitiva, emocional y socialmente. Enfrentamos las demandas del día a día y salimos airosos. Generalmente, esto ocurre cuando nos fijamos alguna meta o propósito. El esfuerzo nos lleva a salir airosos, a crecer. Este estrés no nos daña.

Otro tipo de estrés es aquel que nos lleva a salir airosos, pero al hacerle frente, nos daña. Esto ocurre porque perdemos el control frente a alguna demanda provocando una serie de cambios en nuestro organismo. En estos casos, hablamos de Distrés.

Finalmente, existe el Distrés crónico, aquel que no podemos eliminar y produce una serie de emociones que nos intoxican, vulneran nuestra salud física y mental, provocando múltiples diversas enfermedades.

La pregunta que surge entonces es: ¿Cómo recuperar el equilibrio emocional que hemos perdido producto de emociones tóxicas?

Lo primero, es ir descubriendo de qué me hecho consciente y qué hay de nuevo en mí. Especialmente estas preguntas han surgido a partir de la pandemia que está afectando al mundo entero, impactando especialmente el bienestar emocional de las personas, sin distinción de género, edad, culto, etc.

Lo segundo, es buscar emociones liberadoras, como el sosiego, el optimismo y la confianza, pues ellas neutralizan de alguna manera las emociones tóxicas transformándolas en sentimientos de paz, armonía y esperanza…

Te invito a trabajar en conjunto algunos caminos para recuperar nuestro bienestar emocional.